El Ministerio de Empleo intenta promover la formación continua, la cualificación profesional, y la actualización de competencias profesionales con algunas medidas de éxito, otras con fracaso y otras sin iniciar. Por ejemplo no existe una coordinación en el servicio de orientación profesional, de gestión de las competencias y cualificaciones de los perfiles profesionales adaptados a las necesidades del mercado laboral (productivo).
Con un sistema muy lento que ha durado una eternidad, se ha puesto en marcha una oferta de formación acreditable y parece que un reconocimiento de competencias adquiridas por la experiencia laboral.
Tampoco está operativo el Registro Estatal de centros y entidades de formación, el Fichero de especialidades formativas, ni un mapa de la programación formativa disponible.
Hasta la fecha no funciona la cuenta de formación de cada trabajador. No está operativo la identificación del historial formativo del trabajador y su reflejo en dicha cuenta, asociada al número de afiliación a la Seguridad Social. También se considera un fracaso el Cheque de Formación.
Sí funciona el sistema de formación de demanda que realizan las empresas para sus trabajadores (Formación Programada) y la formación en alternancia con el empleo (Contrato de Formación), a pesar de los cambios y las novedades en 2016.