Muchas de las competencias que los trabajadores de una empresa han adquirido durante su formación oficial se quedan obsoletas con el paso del tiempo debido al gran avance de las tecnologías. ¿Cómo podemos motivar a nuestro equipo para que no deje de formarse y mantenga su actualización? ¿Podemos proporcionarles un aprendizaje continuo y paralelo a estos avances?
La gamificación es ya la respuesta para muchas de las empresas que se han adaptado a las necesidades del siglo XXI: a la formación permanente, a la flexibilidad, a la colaboración y a la comunicación que requieren sus equipos. Pero, ¿sabemos en qué consiste exactamente?
La gamificación se refiere al uso de los principios y las mecánicas del juego en situaciones que no tienen nada que ver con el juego, para conseguir un objetivo concreto. Es un proceso que se articula a través de diversas mecánicas, como por ejemplo:
• Sistema de logros y recompensas
• Progresión, como la barra de porcentaje de perfil completado utilizado por Linkedin
• Niveles, como en foros de debate que premian la fidelidad de los participantes asignando roles.
• Puntos, como en el caso de las campañas de fidelización. Sistemas de clasificación y ranking.
La irrupción de la gamificación en la formación corporativa se ha convertido en la solución a uno de los grandes problemas a los que debe enfrentarse la empresa actual: la falta de motivación de los trabajadores, lo que a su vez puede provocar falta de compromiso, actitud negativa, conformismo, disminución de la productividad personal, empeoramiento del ambiente laboral…
¿Por qué son tan efectivas las técnicas de gamificación en la motivación de un empleado?
1. Generan compromiso y mejoran el engagement
El empleado se convierte en un jugador con objetivos y tareas por cumplir en un marco en el que debe competir con otros empleados. Esta competencia (mediante los leaderboards o las clasificaciones) por mejorar o evitar ser el último genera mayor compromiso y engagement en el trabajador.
2. Involucran a través del reconocimiento personal
Uno de los elementos más potentes de la gamificación son los sistemas de recompensa. No hay nada que motive más que saber que tus acciones y decisiones pueden tener un reconocimiento personal o, también, el reconocimiento de los propios compañeros.
3. Fomentan la proactividad y la interacción
La gamificación también tiene un elemento social. Los trabajadores interactúan entre ellos, comparten sus experiencias y generan nuevos vínculos que mejoran el ambiente laboral y fomentan su proactividad.
4. Divierten, entretienen y enganchan
La gamificación se basa en el juego, y todos sabemos que el juego divierte, entretiene y engancha. La diversión debe convertirse en una meta por sí misma para lograr la motivación que buscamos en el trabajador.
5. Elevan la motivación y la productividad
Es el fin último de la gamificación de la formación corporativa. Tener un trabajador motivado repercute directamente en su rendimiento y productividad. Y los departamentos de recursos humanos cada vez lo tienen más claro.